Dedicamos este documento a todas las comunidades y
organizaciones que con denuedo y mucho empeño han insistido en defender ese
corazón de la vida misma, esa llave de la alimentación y la independencia que
son las semillas nativas “patrimonio de los pueblos al servicio de la
humanidad”.
Llevamos ya muchos años viendo crecer la andanada
privatizadora, encarnada en leyes de semillas y modificaciones constitucionales
que pretenden criminalizar la posesión, custodia, intercambio y utilización de
semillas ancestrales; la imposición de sistemas de protección de los llamados
derechos de obtentor de variedades vegetales, sabiendo que tales derechos de
obtentor en realidad son “derechos” inventados para privilegiar a quienes se
apropian de los bienes comunes que durante milenios eran colectivos porque ése
era su secreto para mantenerse dinámicos y transformadores, que es lo que
necesita la vida para florecer y volver a florecer.
Especialmente en América Latina, todo este ataque parece
querer imponer condiciones que deshabiliten la actividad agrícola
independiente, aunando su lógica con los paquetes de agroquímicos, la
mecanización e industrialización monocultivadora y las tendencias de
acaparamiento de tierras y agua más las fragmentaciones y el divisionismo
implícito en los programas gubernamentales y en los contratos que las
corporaciones quisieran imponer como modo de asociarse con comunidades y
pueblos.
Por fortuna, en el amplio espectro desde las comunidades más
campesinas e indígenas hasta la academia y los circuitos de investigación,
crece el malestar con este afán privatizador y se impulsa un cuestionamiento
argumentado, una impugnación firme y la resistencia para enfrentar todos estos
intentos por acaparar la clave del futuro: las semillas.
Este libro celebra esta extendida, emotiva y lúcida
resistencia.
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