Todas las voces y músicas de la Patria Grande

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jueves, 18 de diciembre de 2014

18 de diciembre: Día del Murguero


Eran murgueros, como nosotros. Tomaban las calles, compartiendo su alegría, su arte, sus pasiones. Contaban y cantaban sus historias, las de sus barrios, las de su gente. Inspirados en su historia elegimos este día para recuperar con ellos, con sus seres queridos, y con todos los murgueros, lo que es nuestro, lo que ellos también hubieran deseado, reclamado y festejado. Recuperar la alegría que nunca perdimos ni entregamos, pero que los poderosos y opresores de siempre nos han prohibido y castigado. Recuperar nuestros feriados de carnaval, que son del pueblo, y no de quienes nos imponen prohibiciones y silencios.

Entre las prohibiciones y persecuciones, Momo se escondía de quienes pretendían callarnos, de quienes pretendían y aún pretenden robarnos nuestra alegría, controlar nuestras vidas. Callar nuestras voces. Pero dentro de muchos de nosotros, encontró su refugio para resguardarse y volver a salir, como también en el interior de barrios, villas y conventillos, para que nuevamente las murgas vayamos recuperando las calles. Su voz estalla en los barrios azotados con lluvias de fuego en cada esquina. Sus latidos se sienten en cada bombo y en cada salto.

Hoy en día, las murgas, como muchas otras expresiones artísticas, están siendo atacadas por quienes buscan reglamentarnos, controlarnos imponernos lo que tenemos que decir y hacer. Nos prohibieron corsos, ensayos, fiestas, disfrazando la represión de “quejas por ruidos molestos”. Nos cierran plazas y centros culturales. Nos quieren quitar las calles. Por eso exigimos que se nos escuche, que se nos permita expresarnos, que nos se ataque mas a ninguna murga en ningún municipio, ni se les impida ensayar o realizar corsos, de la misma manera que exigimos la derogación de la Ley Nacional Nº21329/76, impuesta por gobierno de facto, que prohibió nuestros feriados de carnaval.

Un 18 de diciembre en Mendoza, Pablo, Gamuza y Cofla eran atropellados en un festival murguero, por un conductor que no quiso tolerar sus expresiones, que no valoró sus vidas, un hijo del poder que por como funcionan las cosas hoy camina impunemente por las calles. Ellos eran y siguen siendo nosotros. Eran murga, castigados y silenciados, como muchos alrededor del país que permanentemente sienten el asedio de una dictadura que aún no acaba, de una fiesta que no termina de regresar, pero que todos estamos seguros de recuperarla.

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