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lunes, 22 de junio de 2015

Para ampliar una producción arrocera privada, cierran afluente del Miriñay

Impactos en la mayor cuenca productiva de Corrientes

Una firma construye una represa con financiamiento parcial del Banco de Corrientes y devoluciones en concepto de electricidad.


Bajo la proclama del desarrollo productivo, con una millonaria inversión se dibujó una herida abierta en la fecunda tierra mercedeña, en el centro de la mayor cuenca arrocera de Corrientes. 
Con fuerte acompañamiento provincial, el emprendimiento consistió en la construcción de la represa Serrano, a siete kilómetros de la Ruta 123, dentro de las 8.000 hectáreas que pertenecen a la estancia Itá Caabó. 
En la inauguración del emprendimiento el viernes, se contó con la presencia del ministro de la Producción Jorge Alberto Vara; el director del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente, Mario Rujana; el presidente de la Asociación Correntina de Plantadores de Arroz, Pedro Tomasella, y el intendente de Mercedes, Víctor Cemborain. Cuatro presencias muy significativas considerando que se trata de un proyecto de índole privado. Con la intención de ampliar en un 40% la superficie de cultivo de la plantación que la empresa internacional Adecoagro-Pilagá SA tiene en Mercedes, sus capitalistas tuvieron la contingente necesidad de proveer riego para sumar cultivos a las 3.000 hectáreas sembradas existentes, y, de esta manera, ampliar un 10% la superficie de siembra que tienen en la provincia (distribuidas en estancias de Itá Ibaté, Perugorría y Mercedes). 
Parte de los 4,5 millones de dólares invertidos fue financiada sin subsidio de tasa por el Banco de Corrientes, bajo el fomento de líneas productivas, pero sólo participó de manera parcial en el financiamiento. A la par, la Provincia aportó en cuanto a la viabilidad ambiental y a asistencia jurídica, como a cualquier proyecto productivo”, expresó el ministro Vara a NORTE de Corrientes, y contó que Corrientes dio un fuerte impulso al proyecto cuatro años atrás, pues “la electrificación se realizó con fondos de la empresa y otros arroceros de la zona, lo que hoy es devuelto parcialmente por la Dpec en energía”, y añadió: “Para la obra cerraron el arroyo Serrano, afluente del arroyo Curupí y parte de la cuenca del río Miriñay. Además, esta obra servirá de recarga de otra represa que está en la estancia”. Lo cierto es que para dar riego por electrificación a las 3.000 hectáreas arroceras se creó un lago artificial -que tendrá 1.700 hectáreas cuando la novel represa llegue a su plenitud- a través de un embalse contenido por un extenso terraplén de 3.200 metros de largo por 7 de alto. Todo esto se hizo para “ampliar cultivos, desarrollar la producción exportable, explotar una zona de aptitud arrocera, generar puestos de trabajo y mayor materia prima para la industria y forraje a través del afrecho de arroz”, explicó a este medio el gerente argentino de Adecoagro, Ezequiel Garvás. Tras estudios de impacto ambiental y una audiencia pública en 2014, se dio el visto bueno a la propuesta. Pero uno de los puntos importantes observados es la formación de ciertas algas por el embalse, lo que fue descartado a este diario por Mario Rujana “pues las lluvias de otoño renuevan el agua y el impacto de la presa es insignificante”.

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